Fin de semana en Tangoneta
Sabía que Cardona 2012 no sería igual, que
difícilmente superaría la
experiencia del año anterior, cuando empecé a
bailar de líder. ¡Qué
equivocada estaba! Intentando dejar mis expectativas en
casa y con la
rodilla un poco adolorida, esa tarde me reuní con tres amigos
para
irnos en coche a la milonga del viernes. “La
delegación
latinoamericana” como nos dimos en llamar, fue todo el
camino
escuchando tangos, cantando, charlando y riendo, la noche
empezaba
bien. Cuando por fin llegamos a la enorme casa sede del evento,
estaba
tan ansiosa por bailar que me dirigí corriendo al lugar de las
duchas
para ponerme un vestidito. Ahí me pilló con el sujetador en la mano
un
chico desconocido. (El año pasado fui yo la que al recién llegar
me
presenté a otro desconocido envuelto en una toalla) Nos saludamos
como
si nada: “Soy Claudio, Claudio Cardona”. “Ah, eres el amigo de
Vicki,
yo soy Carmen María, ahora bailamos, no?”.
La pista de la sala
destinada a la milonga estaba llena y de pronto
me vi a mí misma bailando
con una enorme sonrisa en la cara, no lo
podía evitar, ¿qué pasa en Tangoneta
que las piernas cobran vida
propia y les da por bailar mucho mejor que de
costumbre? La noche del
viernes pinchó Sergio, Santos de Veracruz realizó un
mural mientras
bailábamos y se presentó por primera vez el dueto del Revire.
Ahí
estaban mis amigas, los extranjeros que conocí el año pasado, la
gente
llena de talento y buena vibra de la Ravalera y algún desconocido
que
hizo aún más interesante la experiencia. No sé muy bien por qué
no
recuerdo cómo terminó la noche, sólo sé que era muy tarde, que
estaba
muy contenta y que me dolían mucho los pies. Y era sólo el
principio.
Al día siguiente, después de desayunar, asolearme en la
terraza,
intentar dormir un poco, y comer, llegó la hora de la milonga en
la
plaza del pueblo. Fui de las primeras en llegar pero las nubes
negras
se me adelantaron y tuvimos que refugiarnos en la terraza de un
bar
mientras caía un chubasco muy fuerte. Por suerte el dueño del
lugar
facilitó sus instalaciones para conectar el equipo de sonido y
pronto
tuvimos un concierto de gotas de lluvia con música de tango.
Alguien
dijo: ¿quién baila? Y Virginia y yo reaccionamos como impulsadas
como
un resorte. Al poco rato no sólo estaba empapada y feliz, sino
también
helada, pues además de gotas de lluvia cayó granizo. Sin embargo
eso
no detuvo a los milongueros, que bailamos sonrientes y
enloquecidos
hasta que salió el arcoíris, los parroquianos se congregaron
para
mirar el singular espectáculo y los chicos del Revire nos regalaron
a
todos un poco de música en vivo. Después de una ducha caliente
y
mientras intentaba entrar en calor envuelta en una manta, pensé
que
todos estábamos locos, como si fuéramos niños otra vez y no
hubiera
una madre prudente que nos detenga. A veces hace falta un
lugar
distinto, la compañía de verdaderos amigos y la sorpresa de
un
chubasco para recuperar esa locura sana.
(Continuará)
--
*Carmen María Hergos*
Lic. En
Lengua y Literatura
www.dificildejuglar.com
www.carmenmaria.info
Foto de Juliette Beaume
"Una noche en la milonga" - Tangoneta Cardona primera entrega...
Escrito por Unknown, 6:27 p. m.. Una noche en la Milonga - Carmen Maria Hergos -
martes, 22 de mayo de 2012